Arturo Pellicer Hernández

Conocerlo fue motivo suficiente para estar en esta afición. Ser su amigo uno de los regalos que me ha dado la vida.

Arturo Pellicer en el Mundial de Charleroi de 1996.
Foto cortesía de Ismael Giménez.

Arturo Pellicer ayudando en el Mundial de Valencia de 1976. Entre cada foto hay 20 años!

Conocímos a Arturo Pellicer (número de criador nacional 38) uno de los domingos en los que mi padre nos llevaba a comer fuera a algún pueblo donde conocer criaderos importantes, probablemente en marzo de 1974. Ibamos mi abuelo, mi padre, mi hermano Alfonso y yo, y ninguno conocíamos a Arturo hasta ese día. Llegamos al criadero situado en la planta alta de su casa, ordenadísimo, entonces construido en escayola y lleno de parejas de factor rojo, aunque hubiera sido antes y durante mucho tiempo criador de Roller.

Después de un vistazo general me quedé mirando en silencio durante un buen rato un macho Rojo Mosaico espectacular, mientras el resto comentaban el criadero y charlaban de pájaros. Cuando nos despedíamos ya entrando en el coche Arturo nos dijo: "Esperen que se han olvidado una cosa arriba" ... y bajó un transportín con aquél macho dentro, "es que la ha gustado mucho al chiquillo". Como no criábamos mosaicos no aceptamos el regalo en ese momento, pero sí al acabar la cría. Así conocímos a Arturo y así fue nuestro amigo hasta que desapareció, para gran disgusto de toda nuestra famila. Cualquier criador que esté leyendo este escrito sabrá valorar el gesto con total seguridad.

Arturo Pellicer me enseñó todo lo que sabía, que era mucho,  y se esforzaba además en comprobar que lo había aprendido. Me enseñó cómo cruzar, a conocer algunos colores, a preparar concursos, ... hasta donde él llegaba. Cuando yo no sabía nada de pigmentación, fue él quién me enseñó a preparar un líquido a base de aceite de maiz, carophyll y betacarotenos (aunque en realidad lo preparaba él para nosotros) que mezclábamos con la pasta siguiendo sus instrucciones. Pasta que también nos proporcionaba él en buena medida, aprovechando restos de su panadería.

El me enseñó todo lo que pudo, pero yo aprendí muchas más cosas de él. Aprendí que la afición de los pájaros consiste en hacer amigos y entregarse, a ser posible como Arturo. Aprendí a valorar cada pájaro con cariño, como él hacía con todos los de su aviario. Conocí el valor de una amistad verdadera y por encima de las barreras de la edad o de cualquier tipo, ... Y conocí muchas cosas de su mano,especialmente relacionadas con la música. Fue Arturo quién me descubrió a Pavaroti, Del Mónaco , La Boheme o Il Trovatore, el amplificador Quad o las cajas Kef ... Charlábamos de pájaros y de música a casi cuarenta años de distancia con total naturalidad, como con un compañero de colegio.

El primer concurso que enjuicié en mi vida de modo oficial fue el suyo, el de Carcaixent (Valencia), porque me solicitó como juez inmediatamente después de aprobar y casi con un año de antelación a la fecha del concurso, como han hecho siempre. Desde entonces he enjuiciado 33 años ininterrupidamente "el concurso de mi amigo", justo hasta este año de 2014. Fue el concurso al que siempre quería acompañarme mi padre, para pasar un rato con los amigos y disfrutar del espléndido almuerzo que entonces preparaban.

Dejó de criar unos años en los 80, y cuando volvió tuve la oportunidad de devolverle el regalo de mi infancia. Ganamos el Nacional de 1991 con los Rojo Mosaico y todos los campeones criaron en su casa ese año. Creo que fue tan niño como yo aquella vez y espero que igual de feliz.

Una maldita enfermedad nos lo robó prematuramente cuando cambió el siglo y nos quedamos sin amigo todos en mi familia y sin su fantástica tarta de Navidad que cada año nos preparaba con todo su cariño. Cada vez que suena La Boheme lo siento un poco cerca.

using allyou.net