Mario Ascheri

El Gran Maestro. El "buscador de rarezas". El mejor criador de todos los tiempos

Michel Darrigues y Mario Ascheri.
Foto cortesía de Honorio Gimeno

Michel Darrigues, Landini y Mario Ascheri.
Foto cortesía de Honorio Gimeno

Mario Ascheri, italiano de origen y francés de adopción, dominó desde su ático de París la ornitología mundial durante muchísimos años. Fue el Gran Maestro de los criadores de toda Europa, pero sobre todo fue el gran buscador por antonomasia, y por ello le llamaron durante mucho tiempo "le chercheur de nouveautés" ( "el buscador de novedades") o también "le chercheur de bizarreries" ("el buscador de rarezas").

Se desplazaba desde París a cualquier parte donde le decían que había un pájaro raro, algo que pudiera servir de base para trabajar en algo nuevo y que en sus manos fructificaba y se fijaba como en ningunas otras. ¿Cuántas mutaciones aparecidas se habrán perdido por caer en manos inexpertas o con menos tesón que Mario Ascheri? ¿Cuántas otras ni siquiera habrán sido observadas por el criador donde nacieron o no le habrán dado importancia alguna? Esas fueron las preguntas que siempre mortificaron a Ascheri y eso que él se encargó de fijar unas cuantas. Por ejemplo pasó la mutación INO (phaeo en la actualidad) a todos los lipócromos o creó la Melanina Central, que luego se denominaría Topacio. Lo de las mutaciones en el verderón, ... lo dejaremos para otra ocasión.

Mario Ascheri encarnaba como nadie el espíritu del buscador, pero además sabía ver perfectamente hacia dónde debía caminar determinada variedad para mostrar su máximo esplendor y sabía también cómo conseguirlo. Son muchos los libros y los tratados, los artículos en revistas de ornitología y los blogs de hoy en día que recogen reseñas sobre su obra, sus opiniones, sus investigaciones o sus éxitos, pero desgraciadamente muchos de los criadores nuevos no saben nada de él. Buscando documentarme para esta web pregunté en un foro si alguien tenía una imagen de Mario Ascheri y las respuestas fueron demoledoras, tanto que me dolieron sobre manera por comprobar cómo hay gente que se regocija en la ignorancia y otros, como Mario Ascheri, nunca paran de buscar y aprender.

Tuve la suerte de conocerlo muy joven (yo, claro, porque él siempre fue mayor para mi) y de caerle bien, porque era un niño curioso y eso es lo que más le gustaba a él, la curiosidad. En los mundiales, grandes concursos y en alguna visita a su ático de París que mi padre visitó en más ocasiones, sus charlas o cualquier comentario eran "ex cathedra" y te hacían sentir un poco ridículo cuando después reflexionabas e irremediablemente llegabas siempre a la misma conclusión: cómo no se me había ocurrido?. Claro, porque los grandes maestros siempre hacen que parezca sencillísimo lo que explican con total naturalidad y en eso Mario Ascheri era el mejor.

No puedo evitar pecar de inmodestia hablando de Mario Ascheri, porque para mi fue el más grande de todos los tiempos y me hizo sentir en una ocasión como deben sentirse los ángeles en el cielo ... probablemente de modo inmerecido. Me invitaron a enjuiciar en 1986 al concurso internacional de Juan le Pins (Antibes, en la Costa Azul francesa) donde había multitud de campeones del mundo concursando como Gerard Espí, Francis Faure, Daniel Hurtrel, Casadio, Manus, Joppart ... y enjuiciaba un buen plantel de jueces entre los que destacaba Mario Ascheri que iba desde siempre. Ascheri pidió que me sentara a su lado y compartir el enjuiciamiento conmigo y eso, teniendo en cuenta que se enjuiciaba por parejas, ya fue todo un éxito porque, además, se comportó como un compañero más, de igual a igual. Al día siguiente en la entrega de premios y con las autoridades delante tomó la palabra y empezó a hablar con el micrófono en la mano. Llegado un punto dijo algo como esto:"... y esta vez, después de tantos años viniendo, he tenido una nueva sorpresa, el enjuiciamiento de mi joven amigo Sanz, venido desde España, porque nunca  había visto a nadie enjuiciar aussi vit et aussi sûr (tan rápido y tan seguro), formidable..." Creo que siguió hablando, pero yo, absolutamente rojo (rojo intenso en nuestro argot) ya no era capaz ni de oir las campanas de una iglesia a mi lado. Al fin y al cabo, qué mas quería oir?

Me da igual si fue por cortesía o no, si fue merecido o no, el caso es que lo dijo. El mismísimo Mario Ascheri y en público lo dijo y yo corrí a un teléfono para contárselo a mi padre y luego a Joan Sende, lo mismo que ahora hago aquí, por pura vanidad.

using allyou.net