Roberto Esteve Cifre

Mi amigo. Nuestra afición existe porque hay gente que se entrega así para que todos disfrutemos.

Uno de mis últimos enjuiciamientos con Roberto Esteve. Justo Serna al fondo.

Inaugurando el Campeonato FOCVA en la Feria de Valencia en octubre de 2007.

Colocando a todos los colaboradores para una foto en el Campeonato FOCVA de Aielo en 2006.

Con Julián Miralles en 2005

Enjuiciando en Alcantarilla con Roberto Esteve y José María Crespo

A mi gran amigo Roberto Esteve Cifre

In Memoriam

Querido amigo Roberto:

Empiezo esta carta con cierto retraso y es que acabo de darme cuenta de que no la quería escribir. Llevo algunas semanas retrasándola en vano, como si eso te mantuviera aún con vida a nuestro lado. Como si, ojalá, hasta que no escribiera estas palabras nada hubiera ocurrido. Por desgracia reventaste mi noche y la de muchísimos amigos a los que amargué desde la distancia.

Lo hemos comentado muchísimas veces pero, como sabes que los dos somos grandes habladores (esta vez te dejo que vuelvas a decir que yo más), lo importante de esto de los pájaros son los amigos que se hacen. Suele decirse que los amigos se hacen en la infancia, pero todos sabemos que es una majadería. La vida te da la oportunidad de hacer amigos constantemente. A cualquier edad y de cualquier edad.

Te conocí en 1982, cuando yo era un chaval-juez y tú un recién llegado al mundo de los pájaros. Aún recuerdo que me moría de ganas por conocer al maestro de Catarroja del que tanto me había hablado Vicente Ruíz y que se había leído “el Veerkamp” como aperitivo, para hacer boca en la canaricultura de color. No hubo decepción. Ninguna desde aquel día en que nació nuestra amistad de 30 años en vivo. Ahora tendrá que ser de otra manera.

Desde el principio me invitaste a entrar en tu increíble mundo. Te dedicabas, de toda la vida, a montar proyectos de cualquier envergadura y asunto, pero todos ellos alrededor de los mismos principios: hacerlos con un grupo de amigos, comprometerse de lleno, siempre sin interés económico alguno y, por supuesto, que consistieran en hacer feliz a la gente. Lo que más me impresionó entonces fue que eso no lo hacías de modo sucesivo, ahora esto y luego aquello, sino que eras capaz de simultanear muchos motores de felicidad y todos ellos con enérgica y apasionada entrega. Todos los que lean esta carta saben a que me refiero.

Aprovechando que un amigo tenía una casa centenaria en medio de la Albufera se os ocurrían cosas poco habituales, por decir algo. Lo primero fue montar una Falla. Para los que no lo sepan, se trata de mover grandes piezas de cartón por los estrechísimos caminos en medio de los campos anegados de agua y luego montarlas con grúas, en la explanada de la casa, hasta terminar una escultura de más de 20 metros. Quedaba bonita una falla en el corazón del agua. Para redondear la jugada cada falla era temática, de modo que se rendía homenaje, por ejemplo, al mundo taurino o artístico y, por supuesto, ese año desfilaban por allí grandes figuras (lo digo en serio) del tema de turno, todos impresionados por la grandeza del proyecto y todos dispuestos a colaborar en lo que estuviera en su mano.

Pasábais en esa casa, “El Campot” o también “La Casa del Senyoret”, la primera quincena de julio un grupo de nueve familias con sus hijos y erais capaces de convivir todos como una única familia, de puro amigos. Como si eso no fuera ya bastante, decidisteis montar alguna velada musical ... Llevabais un gran piano de concierto y lo colocabais bajo la sombra de una parra, a orillas de los campos de arroz anegados de agua. Cuando caía la noche llegábamos los amigos y nos sentábamos todos a cenar. Ese “todos” lo formaban las nueve familias con los niños, los diferentes músicos que luego darían el concierto y los muchos amigos a los que los unos y los otros habían invitado. Algo más de cien personas cada noche. Acabada la cena se reorganizaba todo en un momento y quedábamos todos sentados alrededor del piano en un silencio absoluto y respetuoso con la música y con el croar de las ranas que se sumaban al evento. Con el tiempo estos conciertos fueron tan famosos que los veraneantes y turistas acudían, incluso en barca, a disfrutar de la música y de la “horchata con fartons para mil personas” que generosamente repartían las esposas y niños de la casa entre todos los visitantes, por supuesto sin pagar. Aunque los músicos de élite suplicaban, literalmente, poder actuar una noche allí gratis, la desmesura en los visitantes y, sobre todo, la desaparición de uno de los amigos de la pandilla acabaron con aquella delicia casi 20 años después de empezar!!! Ahí es nada: Como tú dirías, “de cate”.

Y eso fue lo que viniste a hacer al mundo de los pájaros. Has hecho feliz a mucha gente. Primero con tu alegre presencia, después con la amistad, con los infinitos pájaros regalados, pero sobre todo con tu enorme entrega personal cada vez que has decidido participar en la organización de nuestra ornitología, o sea, siempre. Rodeado de buenos amigos y excelentes gestores (Carlos, Berna, Vicente, Pascual ... ) algunos de ellos en tu nuevo mundo. Es imposible nombrar a tus colaboradores y menos aún a tus amigos. Lo sabes de sobra y ellos también.

Has sido casi de todo en nuestra afición pero, además de tu larga etapa como Presidente del CNJ, permíteme que me quede con todo lo que ha pasado desde el 9 de octubre del 2005. Me quedo con esos años porque, como todos saben, tuve la suerte de formar pareja contigo y hemos compartido las utopías, los pensamientos más nobles, los esfuerzos de todo tipo y la satisfacción del trabajo bien hecho, logros más que complicados y, por encima de todo, hemos sentido juntos que nuestra afición estaba unida y apoyaba nuestra entrega. Lo hemos comentado muchas veces y sabemos que ese era nuestro motor, pero también todo eso nos unió como nunca a ti y a mi. Supongo que Paco Ibi y Quique Lozano saben de sobra de lo que hablo porque a ellos les pasa lo mismo.

Será difícil, como mínimo muy distinto, ir a enjuiciar de madrugada un domingo de Otoño y no pasar a recogerte. Echaremos en falta tus prisas al acabar el enjuiciamiento para poder llegar a tiempo a Mestalla a ver a tu Valencia C.F. También tus enfados poco disimulados cuando te quedabas sin premios y nosotros reíamos a tu alrededor. Complicado volver a organizar un gran evento ornitológico sin tu constancia y tesón en nuestro equipo. Será difícil una vida en los pájaros para mi sin mi amigo Roberto, como mínimo muy distinta, porque tú has encarnado como muy pocos lo que para mi es el mundo de los pájaros: la amistad. También porque siempre has conseguido sacar de mi lo mejor. Por si no lo sabías, siempre me he dado cuenta y lo he valorado.

Tu casa, siempre abierta a mesa puesta y con un gin-tonic preparado, no la echaré de menos porque están María, Rober y Mario, que son como tù.

Pusiste en el golf, tu última afición, toda la pasión acostumbrada y me consta que a ti te dio muchas satisfacciones a diario. A nosotros nos dio primero un gran susto hace dos años y ahora nos ha partido también el corazón, como a ti.

Te has ido disfrutando. Haciendo birdies como sigue poniendo en tu WhatsAPp por el que, tecnológicamente para variar, me enteré de tu triunfo final.

Enhorabuena por tu último birdie y por toda tu vida.

Orgulloso y de todo corazón te doy las gracias por tu amistad.

Ja parlarem!!

Antonio Javier Sanz Cobo

NOTA: Esta larga carta, que escribí sin parar de emocionarme, fue publicada, a pesar de ser larga, por todas las revistas de ornitología y en muchos foros en internet, lo que agradezco de todo corazón en mi nombre y en el de su familia. Roberto era una persona extraordinariamente querida y valorada por todos los aficionados que, sin duda, lo respetaron en vida y respetan ahora su memoria.  Su legado perdurará para siempre en el mundo ornitológico y su entrega será siempre un ejemplo para todos.

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