La cría a mano

Mientras acepten la aguja ... por qué no embuchar? Sobre todo en las variedades delicadas como los lutinos.

Embuchando con aguja curva unos Amarillos Mosaico

Embuchando con aguja curva. En muy poco tiempo se levantan para recibir la aguja "como a una madre"

Embuchando con aguja fina una nidada de 6 pichones.

En los primeros días es necesario usar agujas mucho más finas. Las rectas ayudan a acertar porque ellos colaboran poco.
Lo malo es que las finas se embozan frecuentemente!

Aguja de embuchar curva

La pasta de embuchar que usamos.

Generalmente es un tema muy discutido, con grandes detractores y también grandes defensores, pero que lleva haciéndose desde que se crían pájaros en cautividad e incluso desde antes.

Se suele argumentar que en libertad los pájaros dejan morir a los polluelos más débiles porque no tienen probabilidades razonables de sobrevivir y que nosotros debemos hacer lo mismo y no empeñarnos en salvar enfermos que luego serán de poca rusticidad.

Otros criadores tienden a cambiar de nido a los pichones repartiendo las nidadas entre los que más crían o son del mismo estado de desarrollo, aunque sean más jóvenes. Esta práctica, totalmente usual entre los criadores, es verdaderamente peligrosa porque supone un vector de transmisión de enfermedades de primer orden. Normalmente lo que conseguimos es contagiar la enfermedad de los polluelos retrasados a su nuevos compañeros de nido y también a los padres. Por todo ello es evidente que desaconsejamos esta práctica totalmente.

La realidad de nuestra canaricultura es que muchas de las variedades de canarios son especialmente delicadas (albinos, lutinos, rubinos, phaeos, gibosos, gibber, ...) o necesitan aportes extraordinarios que no siempre los padres pueden darles (Crest, Agi, Yorkshire, ... y todas las razas gigantes de canario), por lo que se hace necesaria nuestra ayuda y no sólo, como hemos visto, en los casos de polluelos retrasados por alguna enfermedad. Somos, en definitiva, claramente partidarios de ayudar a los padres con un "embuche a mano".

Lo ideal es que sea exactamente eso, una ayuda. No debemos sustituir a los padres en la tarea porque con ello conseguiríamos que no criaran bien nunca más e incluso que perdieran parte del instinto de cría en casos extremos.

Para una correcta cría manual hacen falta dos cosas fundamentales: una buena pasta de embuchar de la máxima garantía preparada específicamente para canarios y el equipo adecuado que es una aguja de embuchar de acero inoxidable curva y una jeringuilla normal (de las de intramuscular).

Los primeros días es necesario usar una aguja de menos calibre y generalmente recta porque eso facilita entrar en la pico abierto de los pequeños polluelos. Estas agujas finas tienden a embozarse un poco, por lo que yo siempre uso la más gruesa a la mínima que las circunstancias lo permiten. De todas formas, como siempre, a cada criador le gusta hacerlo a su manera y hay quien usa siempre finas, siempre gruesas, etc...

Mucha gente prepara pastas caseras de baja calidad a base de galletas, cereales para bebés, ... que pueden ser muy apetitosos para nosotros pero no adecuados para alimentar a los polluelos recién nacidos. Lo lógico es comprar cualquiera de las buenas pastas de embuchar del mercado y prepararla de acuerdo a las instrucciones (nosotros usamos la de LOR ITALIA).Normalmente basta con añadir un poco de agua tibia hasta conseguir la densidad y textura adecuadas. Esta pasta debe prepararse en el momento y tirar los restos directamente a la basura.

El agua tibia es importante porque ayuda a evitar los grumos y porque debe suministrarse a los polluelos a una temperatura similar a la que embuchan los padres, es decir, a la temperatura corporal.

Una vez preparada la pasta llenaremos la jeringuilla y le colocaremos la aguja de embuchar curva. Colocaremos el nido en un sitio seguro y a salvo de caídas y procederemos a dar de comer a los polluelos metiendo la aguja hasta el buche (no le hacemos ningún daño) con delicadeza y limpiándola con una gasa empapada en alcohol después de cada nido "embuchado" para evitar contagios.

La frecuencia la marcará el desarrollo de los pichones y el trabajo de los padres, pero puede ser hasta los diez días y también hasta el destete. Será el criterio del criador el que marque el momento de interrumpir la ayuda, aunque en muchas ocasiones son ellos mismos los que deciden dejar de abrir el pico a nuestra solicitud, generalmente en torno a los 8-10 días.

Puede ser muy interesante que en caso de necesitar dar algún antibiótico durante los primeros días lo demos precisamente en esa pasta de embuche para evitar así a los padres la ingesta de alimentos que contengan antibióticos. También algunos criadores lo usan para asegurar una buena pigmentación de nido, añadiendo el colorantel a la pasta de embuchar.

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